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Año 12. No. 648 del 26 may - 02 jun 2018

Premio de Comunicación Alternativa

 

VAMOS A LA OBRA

 

PROHIBIDO OLVIDAR

*La lucha de los trabajadores contra el semiesclavismo laboral

 

Maestro Anibal García Fernández,

Estudiante del Doctorado de Economía de la UNAM,

Miembro del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG),

Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com

Lee el libro completo dale click aquí

El libro Prohibido Olvidar, edición de Frecuencia Laboral, tuvo su 5ta. presentación en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Aníbal García Fernández fue uno de los presentadores. A continuación reproducimos su participación:

"Hablar sobre la clase trabajadora implica pensar y analizar las condiciones del pasado y del presente. Es necesario mirar el pasado y las luchas de los trabajadores para conseguir jornadas de 8 horas, un día de descanso, las luchas por la seguridad social y por el derecho a sindicalizarse para pensar el presente y las luchas actuales contra recortes a seguridad social y contra el trabajo mismo en condiciones de explotación laboral.

Por lo tanto, el libro que hoy se presenta acá es un esfuerzo invaluable, no sólo porque habla de los y las trabajadoras, sobre todo porque está contado por ellos y ellas. Los testimonios que presenta el libro van de experiencias del siglo pasado en el sector textil, la experiencia de formación del primer sindicato de bomberos en México y en América Latina, ni más ni menos.

Habla también sobre las luchas contra sindicatos “charros”, corporativistas, autoritarios, contra sindicatos blancos que están con los patrones, pelegos se llaman en Brasil. Y aborda también las luchas del nuevo siglo.

Las luchas contra la reducción de derechos laborales, contra condiciones laborales inhumanas como la minera en Cananea, las condiciones de semiesclavitud como las aborda María de Lourdes desde una perspectiva de Derechos Humanos, la lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas contra el gobierno de Felipe Calderón y la continuidad de la lucha con el actual mandatario.

Podríamos avanzar diciendo que en este libro a partir de testimonios de aquellos y aquellas que estuvieron en el calor de la lucha o que la acompañaron como abogados, o como académicos vinculados a procesos de lucha, se hacen visibles las estrategias que tiene el capital para contrarrestar la caída de la tasa de ganancia.

Me refiero a una explotación cada vez mayor de la clase trabajadora, el pago por debajo de su valor y la existencia de mano de obra desempleada, ejercito industrial de reserva. Faltan otras estrategias, pero al menos esas tres son visibles en todos los testimonios.

El primer capítulo del libro es quizá uno de los más trascendentales en tanto que explica desde una perspectiva de derechos humanos las condiciones actuales de la clase trabajadora. Las condiciones de semiesclavitud, las violaciones a derechos humanos que el Estado mexicano ha firmado ante organizaciones internacionales no se respetan por parte de los patrones o empleadores.

Y aunque pareciera ser algo extraordinario, en el libro, Jesús Luna Arias quien fuera dirigente de los trabajadores de Compañía Industrial Azcapotzalco, rememora una historia de lucha por la media hora de comida que la empresa de algodón en Azcapotzalco quitó, o negó a sus trabajadores en los setenta. La lucha llegó a la Junta de Conciliación y Arbitraje. Los trabajadores hicieron huelga para conseguir que el dueño de dicha empresa pagara el tiempo que los obreros habían trabajado y no se les había pagado porque tenían derecho a la media hora de comida, más de 5 millones de pesos de la década de los setenta. Después de darse cuenta de que la ley laboral estaba hecha a modo, pero que aun así, se podía conseguir lo que por derecho les pertenecía, lograron una resolución a su favor. La experiencia contada por Jesús Luna nos deja un par de preguntas trascendentales para la clase trabajadora ¿Cómo evitar el charrismo? ¿Cómo lograr que la corrupción y la burocratización no se apoderen de los dirigentes y trabajadores?

Justo la década de los setenta, convulsa, de violencia política, de luchas estudiantiles y de golpes de estado en Nuestra América, es uno de los puntos de inflexión en el libro. Siendo todavía más específico, los años 1974, 1975 y 1976 fueron años en que la lucha obrera y sindical en México tuvo muchas experiencias, algunas de ellas contadas en este libro.

Una de esas experiencias es la que cuenta Carlos Guillén Soriano. Varios estudiantes después del 68 –que dicho sea de paso, este año se cumplen 50 años– decidieron vincularse con la clase obrera e ir a las fábricas y comenzar un proceso de proletarización que dio frutos importantes y una experiencia enorme a esos estudiantes que decidieron volverse trabajadores como el caso de Carlos González Muñoz. Una experiencia similar sucedió en varios países de Nuestra América, sobre todo en Argentina, Chile, Uruguay, Brasil y en menor medida en El Salvador.

Aspecto importante que merece destacarse es la cantidad de prensa obrera que se hizo en los setenta como una estrategia para lograr el vínculo con obreros, pero teniendo en mente un proceso más largo, más lento: la preparación política de las y los trabajadores. Conocer y rescatar ese trabajo enorme que implicó, por ejemplo, la creación de prensa como La Unidad, por la organización revolucionaria de la clase obrera, Línea de montaje, El rielero, El precursor , entre otros, podría darnos pauta para lograr mayores vínculos con los trabajadores a partir de la prensa escrita, pero también para ver los errores del pasado, como la autocrítica que hizo Carlos Guillén en su texto De las aulas a las fábricas . Guillén identifica, a la luz del tiempo, medidas excesivas como no repartir material de estudio a todos los miembros de una organización, los sobrenombres, la compartimentación de las organizaciones, entre otras prácticas. Pero lo cierto es que las condiciones objetivas de aquel entonces exigieron ciertas medidas de seguridad. Los setenta en México, al igual que en toda América Latina y el mundo fueron años de Guerra Fría y en el caso particular latinoamericano fue más caliente que fría.

Carlos Guillén en su texto “De las aulas a las fábricas” rescata a José Revueltas quien afirmaba que, desde su origen, la clase proletaria ha sufrido el secuestro de la conciencia a manos de la ideología burguesa en las diferentes etapas de la historia mexicana: la reforma, el carrancismo, el cardenismo, lombardismo, nacionalismo revolucionario, etc., y ahora, ¿qué ideología burguesa es la que subordina política e ideológicamente a la clase trabajadora?

Algunos de los principios básicos que se pueden extraer de los testimonios del libro son democracia, autonomía y libertad sindical. Elementos básicos de la lucha diaria de la clase trabajadora en contrapunto al autoritarismo, corporativismo, conocido comúnmente como charrismo, condiciones contra las cuales lucharon y luchan una enorme cantidad de maestros en el país.

Fue justo la lucha por un sindicato democrático y contra las condiciones laborales del magisterio lo que dio origen a una lucha sindical que hasta nuestros días vive luchando: la CNTE, la cual logró coordinar a varios grupos de maestros que decidieron enfrentarse a las condiciones precarias de trabajo, al charrismo, corporativismo y falta de democracia sindical y actualmente contra las políticas privatizadoras de la educación, contra condiciones laborales que vulneran sus derechos laborales. Como bien menciona Pedro Hernández Morales en su texto “Reforma educativa: la guerra contra el magisterio”, la consigna es darle inestabilidad a los y las trabajadoras. La reforma educativa pretende quitarle combatividad y capacidad crítica y creadora a los docentes, además de eliminar derechos laborales, crea docentes apáticos, alienados, pasivos y así como cuando decidieron clausurar Luz y Fuerza del Centro, las pruebas para los maestros estuvieron militarizadas, a ese grado está el país, con una pedagogía del miedo y del terror.

Una de las luchas que se hermanaron fue la del SME y la CNTE. Después de que el gobierno de Calderón decidiera en 2009 injustificadamente y con una serie de mentiras, terminar con Luz y Fuerza del Centro y echar a la calle a 44 mil familias. El Sindicato Mexicano de Electricistas, uno de los más viejos y combativos del país tuvieron jornadas de lucha histórica y se enfrentaron al Estado que militarizó la toma de las instalaciones, pues aunque visiblemente dijeron que fue la Policía Federal la que tomó las instalaciones, la prensa en el momento sacó notas y fotografías en donde se ve claramente cómo quienes llegaron fueron militares que se vistieron de federales.

La larga lucha del SME ha pasado por tribunales, calles, huelgas de hambre de compañeras del sindicato, dependencias, la Junta de Conciliación y Arbitraje, y logró avanzar para darle a los trabajadores lo que les corresponde por derecho y aún más, pues lograron formar una cooperativa llamada LF del Centro y el surgimiento de Generadora Fénix lo que ha llevado al reingreso laboral de los miembros del SME.

El sector energético, reformado en 2013, terminó de abrirse a la entrada de capital privado, además de privatizar el suministro de energía eléctrica y remató a PEMEX y abrió al capital transnacional la extracción de petróleo en el país, quitándole al Estado un eje rector del crecimiento y desarrollo nacional. La pérdida de soberanía energética se concretó y su suma a la falta de soberanía alimentaria, dejando todavía más desprotegido al pueblo mexicano.

En este sentido es destacable la lucha que llevaron a cabo los técnicos y profesionistas de Petróleos mexicanos contra la reforma energética. Mario José Galicia Yépez quien es jubilado de PEMEX cuenta la larga lucha de los técnicos y profesionistas. Desde 1945 hubo intentos de sindicalización y no fue sino hasta 1970 que 700 técnicos y profesionistas decidieron en asamblea en Coatzacoalcos constituirse como sindicato. La lucha no fue fácil y fue hasta 1976 que lograron, después de paros, plantones y manifestaciones, modificar la cláusula tres del contrato colectivo y permitir su sindicalización. Desde 1995, año en que surgió la Coordinación de trabajadores por la Defensa de PEMEX en Veracruz, sus integrantes denunciaron la compra-venta de PEMEX y convocaron a la ciudadanía a defender la petroquímica nacional. Este sector fue abierto al capital transnacional un año atrás, justo cuando entró en vigor el TLCAN y los zapatistas se levantaron en armas en Chiapas. Para 2012, el gobierno ya había cerrado 32 de las 60 plantas petroquímicas y las que se mantenían operaban al 80% de su capacidad, México gastaba y gasta más en la importación de productos petroquímicos como producto del desmantelamiento del complejo industrial de PEMEX.

Una lucha que ha sido poco visible es la de los trabajadores de PEMEX, pesa mucho en el imaginario colectivo el sindicato petrolero como uno de los más corruptos por su dirigencia. Sin embargo, la lucha de los trabajadores por lograr sindicalizarse ha sido no sólo larga, también violenta. Desde las condiciones de trabajo, la reducción de prestaciones, la negación del Estado por reconocer otro sindicato ha llevado a los trabajadores a quejas constantes en diferentes instituciones, como la que interpusieron en 2012 ante la CNDH por el despido violento y la falta de servicio médico, o la de 2014, año en el que interpusieron un juicio de amparo contra la reforma energética. Como fue negado el amparo en la Suprema Corte, el conflicto escaló a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y desde 2017 siguen en espera de que le den entrada o no.

Fue justo 2017 el año más violento en los últimos 20 años, los niveles de violencia alcanzados en este país son casi los de Siria, país en guerra desde hace 7 años. Una de las grandes víctimas de la violencia ha sido y son las mujeres. Los datos son más que alarmantes. Tan sólo en 2017 se registraron mil 844 feminicidios, seguramente son más. Según el INEGI de 2006 a 2017 fueron asesinadas 22 482 mujeres, los estados más violentos han sido el Estado de México, Jalisco, Veracruz, Colima y recientemente Puebla.

Justo en Puebla tuvo lugar en 2002 la lucha de mujeres y hombres que pelearon contra la empresa Kukdong International-México, el motivo fue la creación de un sindicato, al que denominaron Sindicato Independiente de Trabajadores del Mex Mode, SITRAMEX. Antonio Peregrino, quien fue fundador del primer sindicato de bomberos conoció a las y los trabajadores de esta empresa y les compartió su experiencia en la creación de un sindicato. En esta experiencia algo que potenció su lucha fue la vinculación con organizaciones internacionales.

La industria textil y sobre todo las maquiladoras han concentrado gran parte del trabajo femenino del país. Como menciona en su trabajo Josefina Morales, el auge de las maquiladoras fue de 1994 a 2000. En la maquila se encuentra la formación, capacitación y el aprendizaje del trabajo industrial femenino y se acentúa la desigualdad, tanto salarial, como de género. Como en Tiempos Modernos un testimonio recopilado menciona: “el trabajo en sí no es pesado, lo pesado es estar ocho horas o más parada en la misma posición y no poderse mover, no poder estirar los brazos en otra dirección, eso es lo pesado”.

Dice Jesús Luna, de quien ya hablé al inicio y fue trabajador de la empresa algodonera en Azcaptozalco, que en las reuniones de trabajadores solían decir ¡Al punto compañero¡ lo pasado, pasado está! Justo este libro nos muestra la importancia que tiene hacer memoria, recopilar las luchas de la clase trabajadora porque en ellas está la experiencia contra un sistema político corrupto, contra las empresas y patrones que tienen abogados a su lado que interpretan la ley y se valen de ella para violar constantemente los derechos humanos y perpetuar las condiciones de explotación laboral.

Hacer memoria sobre las luchas de la clase trabajadora en México nos permite a nosotros no sólo reconocernos en esas luchas, sobre todo aprender de ellas y continuar haciendo más grande la organización de la clase trabajadora en un contexto en el que la avanzada del capital contra el trabajo va por todo y con todo, con mayor explotación, con mayor vulnerabilidad laboral, contra las prestaciones laborales, en un contexto cada vez más violento. Por último, es necesario –como clase trabajadora– no perder nunca de vista que el dinosauro todavía sigue ahí , y que se niega a dejar el poder.

 
   
 
 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 
 
 
 
 

 

 

Año 12. No. 648 del 26 may - 02 jun 2018

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