Ir al Inicio
Directorio
¿Quiénes Somos?
Contáctanos
Envíanos tu Denuncia

 

Año 2. No.155. del 11 al 17 oct. 2008. México,D.F.

www.frecuencialaboral.com: Premio Comunicación Alternativa

Inyectándole Recursos y Subsidios

El CAMPO MEXICANO PUEDE VOLVER A CRECER

Por María de Lourdes Martínez González

Mientras que en todos los países desarrollados los gobiernos subsidian la producción del campo, en México el gobierno federal sigue aplicando las políticas neoliberales que consisten en dejar sin presupuesto al sector agropecuario, lo cual da mucha ventaja comercial a los granos y alimentos del extranjero y descapitaliza al agro mexicano, advirtió el investigador universitario, José Luis Calva.

Al participar en la Cámara de Diputados, en un foro sobre políticas agropecuarias y la producción de alimentos, sostuvo que México es uno de los últimos reductos del neoliberalismo en el planeta.

Con las consecuencias desastrosas de que esa política de 25 años de gobierno neoliberales descapitalizaron al campo y redujeron el crecimiento agropecuario de 5 por ciento del Producto Interno Bruto anual al 1.5 por ciento en los últimos 25 años.

Esto debido a que suprimieron los precios de garantía o soporte, achicaron la inversión y el gasto público en la producción agropecuaria, que es 94 por ciento menos de lo que ejercía el gobierno mexicano en el fomento agropecuario a principios de los años 80.

Desapareció el servicio de extensionismo, los programas de semilla agrícola, de fertilizantes, de semillas fertilizadas...el crédito agrícola se contrajo dramáticamente. Lo que hoy tenemos de crédito agrícola es como el 20 por ciento de lo que teníamos al principiar los años 80.

“Argentina ya lo hizo al neoliberalismo completamente a un lado y en sólo 5 años, con un discurso claramente antineoliberal, Argentina ha crecido a una tasa de 8 por ciento anual, casi el doble de lo que ha crecido México en un cuarto de siglo. Brasil ya abandonó el modelo neoliberal, Venezuela, pero México es uno de los últimos reductos del neoliberalismo en el planeta.

Más aún, el neoliberalismo nunca se aplicó en Asia y las economías asiáticas crecieron a una tasa de 8 por ciento anual. México tenía un crecimiento superior a Corea y a España en los años 80 y ahora esos países lo superan”.

José Luis Calva, investigador universitario se preguntó ¿Cuál es la desgracia de México? Y se respondió: El neoliberalismo y seguir aferrados a los dogmas neoliberales. Pero advirtió que el llamado consenso de Washington fue para los países en desarrollo, “para los países que mordimos el anzuelo del consenso de Washington, pero los países desarrollados no se lo aplican”.

Dijo que la única manera de salir del problema es cambiar el modelo económico y los escenario son de expectativas crecientes, porque en medio de la crisis económica más espantosa desde 1929, es que surgen grandes noticias.

La primera es que existe la posibilidad de que un afroamericano llegue a ocupar la presidencia de Estados Unidos...y está en contra del fundamentalismo de mercado. Y la otra buena nueva es que los organismos financieros internacionales que nos indujeron al modelo neoliberal, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, están cambiando.

Se inició en Washington su reunión y tanto el discurso del gerente del FMI y del Banco Mundial, fueron claramente en contra del fundamentalismo neoliberal.

“Pero las cosas no van a caer del cielo. Cada uno debe tener la certeza de que lo que se ha hecho en este cuarto de siglo en México está muy mal, que si los países de Asia crecieron fue porque no aplicaron políticas neoliberales y que hay esperanza de cambio, que hay que pasar hacia un nuevo modelo de crecimiento económico”.

En la secuencia de su ponencia José Luis Calva comentó que entre los años 1930 a 1980 en México el gasto en investigación agropecuaria redituaba al país en forma de incremento de los rendimientos agropecuarios.

El sistema comprendía crédito y seguro agropecuario, subsidio a ciertos insumos agrícolas y como diamante de la corona el sistema de precios de garantía o soporte, que protegía a todos los productores de todas las regiones del país en todas las cosechas del año.

Esta política había sido instrumentada también en EU, en tiempo del presidente Roosvelt. De hecho estableció la política agrícola en ley de 1933 con el sistema de precios de garantía o soporte.

El torrente de apoyo al sector agropecuario que se habían empezado a implementar desde 1888 y con esto el soporte de las escuelas de investigación agropecuaria.

A medidos de los años 60 sufre una metamorfosis sistema de precios de precios deja de utilizarse como incentivo para la producción.

La ventaja de un sistema de precios cuando es fijado con un horizonte de mediano y largo plazo es que otorga certidumbre al productor agropecuario. El productor sabe a qué precio va a vender la cosecha al siguiente año y que el precio el gobierno se lo garantiza. Y en consecuencia puede adquirir maquinaria, tiene flujo de caja que le permite ser solvente..

En consecuencia un sistema de precios otorga certidumbre a la rentabilidad agropecuaria y por eso un incentivo tan fuerte para el incremento de la producción

Pero a mediados de los 60 esto sufrió una metamorfosis y el sistema de precios de garantía comenzó a ser utilizado ya no como incentivo para la producción, sino como ancla antiinflacionaria.

Desde entonces vino un aletargamiento del crecimiento agrícola. En ese tiempo el crecimiento agrícola bajó a poco más de 2.5 por ciento y la producción agropecuaria bajó a 2 por ciento anual.

Lo que pasó fue el congelamiento de precios que hicieron perder rentabilidad al campo. Pero el campo volvió a levantarse, nuevamente se establecieron precios motivantes para el sector agropecuario. Se estableció el Sistema Alimantario Agropecuario. Y el sector agrícola empezó a responder al 5 por ciento del producto agropecuario

Pero en los últimos 25 años el campo mexicano no ha vuelto a levantar cabeza, fue convertido en un enorme laboratorio de experimentación de los consensos de los dogmas de Washington, de las llamadas reformas estructurales que significaron el supresión de precios de garantía o soporte, el achicamiento de la inversión y el gasto público en la producción agropecuaria, la inversión que actualmente ejercemos es el 6 por ciento, o sea 94 por ciento menos de lo que ejercíamos en el fomento agropecuario.

Desapareció el servicio de extensionismo, los programas de semilla agrícola, de fertilizantes, se semillas fertilizadas...el crédito agrícola se contrajo dramáticamente. Lo que hoy tenemos de crédito agrícola es como el 20 por ciento de lo que teníamos al principiar los años 80.

Y se realizó la apertura comercial abrupta desde principios de los años 80 y luego se amarró con el Tratado de Libre Comercio (TLC). Desde entonces el campo está postrado, la producción agropecuaria ha crecido en los últimos 25 años en 1.5 por ciento anual, que es inferior al crecimiento demográfico.

De ahí que las importaciones de alimentos hayan pasado de mil 790 millones de dólares en 1992 a 15 mil 984 millones en 2006 y subió a 19 mil 325 millones en 2007 el incremento de las importaciones y serán de 25 mil millones de dólares en 2008, ese es el drama.

¿Cómo sacar adelante a nuestro sector agropecuaria?...los instrumentos de política agrícola los tenemos claros no porque seamos unos genios, sino porque hemos investigado lo que hacen los países ricos en el planeta y lo que hizo México en el pasado y se trata de un paquete de instrumentos que fueron los que aplicó el presidente Lázaro Cárdenas en 1936 y en Estados Unidos el presidente Roosevelt y en Europa en 1958.

Para empezar habría que cambiar la visión hacia el sector agropecuaria hacia la aplicación de políticas públicas de fomento. Implica hacer a un lado el modelo neoliberal, que no sólo se ha aplicado sólo en el campo mexicano. El campo mexicano es uno de los conejillos de indias, pero todo el país fue convertido en un enorme laboratorio de experimentación neoliberal, a partir del gobierno de Miguel de La Madrid.

Y de hecho el milagro económico que teníamos desde el gobierno de Cárdenas hasta mediados de los años 80 que la economía crecía a 6.1 por ciento anual y el ingreso personal crecía –no obstante el elevado crecimiento demográfico- a una tasa de 3.2 por ciento anual en promedio.

Ese modelo económico se había forjado en base al mandato de la Revolución Mexicana, establecido en el pacto social de 1917, la Constitución Mexicana que asignó al estado funciones cruciales en el desarrollo económico, desde los años 30 el desarrollo de México se sustenta en un fuerte intervensionismo gubernamental en la economía.

Por una parte hay políticas agrícolas, de fomento industrial, políticas de educación, de salud, de construcción de infraestructura, de banca nacional de desarrollo, de regulación del sistema de banca privada, que servía a los intereses del país con base en la rectoría del Estado. Y un manejo de la macroeconomía orientado al crecimiento sostenido del producto nacional y del empleo.

Esto quería decir un incremento en la inversión y en el gasto público de manera sistemática y una política monetaria crediticia que garantizaba un incremento constante del crédito disponible para la actividad económica.

La llegada de Miguel de la Madrid en 1982 al gobierno federal, significó una suerte de golpe de estado y se realizó un giro de 180 grados hacia una estrategia neoliberal. La ideología que rige esta estrategia neoliberal es la de Adam Smith, la idea de que la mano invisible del mercado es tan fabulosa que permite que los mercados se autorregulen.

Esta ideología se aplicó y se desmantelaron las políticas agrícolas, industriales y se desmantelaron las políticas macroeconómicas que garantizaban el crecimiento de la economía.

Entonces no podemos pensar que pueda haber política agrícola, si no hay cambio en la política neoliberal. Porque cuál sería la política agrícola: instaurar precios de garantías o soporte, que otorgue certidumbre a la producción agropecuaria con un horizonte de largo plazo.

Este es un instrumento del pasado, pero también del presente y del futuro esto está en la ley agrícola de Estados Unidos de 1933, está en la Ley Agrícola de Estados Unidos del 2008 y del 2012. Y cubre no solamente los granos básicos, trigo, maíz, arroz, sino también los más importantes productos pecuarios. Inversión en infraestructura, gasto en investigación y transferencia de tecnología, la guerra hay que ganarla en el frente del rendimiento y para eso necesitamos investigación. Y programas agrícolas fertilizantes e insumos. Y también al crédito al seguro, porque en Estados Unidos el Crédito al seguro agropecuario están subsidiados porque se trata de una actividad de interés público y de seguridad nacional.

Y en el caso de México tenemos que introducir un sesgo en favor de la agricultura, porque tenemos más de 4 millones de granjas y los agrónomos técnicos tienen gran riqueza de diseños para elevar la producción del rendimiento de estas granjas familiares.

México necesita un secretario de Agricultura que tenga criterios nacionales, que entienda que tenemos 4 millones de pequeños campesinos. Y si no tiene criterios nacionales que se dedique a otra cosa.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Año 2. No.155. del 11 al 17 oct. 2008. México,D.F.

www.frecuencialaboral.com: Premio Comunicación Alternativa

Ir al Inicio
Directorio
¿Quiénes Somos?
Contáctanos
Envíanos tu Denuncia