Portal Semanario

Año 16. No.828. del 13 al 19 diciembre 2021
Premio de Comunicación Alternativa

 

VAMOS A LA OBRA

 

ZAPATA Y LA REVOLUCIÓN MEXICANA...

EL PLAN DE AYALA

Autor: John Womack Jr.

*Muy mencionado, pero poco conocido

 

Reseña de Carlos Guillén Soriano,

Integrante del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear (SUTIN),

colaborador voluntario de Frecuencia Laboral,

Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com

Una de las obras más mencionadas acerca de la Revolución Mexicana es el Plan de Ayala. A pesar de la cantidad de publicaciones existentes acerca del Plan, son más las menciones que el conocimiento de texto que dio identidad y programa al movimiento encabezado por el General Emiliano Zapata.

Uno de los trabajos acerca del mismo, publicado por la Secretaría de Cultura, el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México y el Fondo de Cultura Económica, incluye además del Plan de Ayala, una presentación sobre sus orígenes, un texto de John Womack Jr. que forma parte de su obra “Zapata y la Revolución Mexicana” y una guía didáctica dirigida a profesores de educación básica y media. Esta edición -señalan los editores- fue elaborada como parte de la Estrategia Nacional de Lectura que busca llegar a sectores más amplios y a los de menores recursos económicos de la sociedad mexicana. Puedes leer esta edición en: https://inehrm.gob.mx/work/recursos/zapata/libros/LE_Plan_de_ayala.pdf

El 28 de noviembre de 1911 se firmó el Plan de Ayala en el pueblo de Ayoxustla, municipio de Huehuetlán el Chico, Puebla. Con este documento se definieron la identidad e ideas centrales del zapatismo, fuerza fundamental del movimiento armado que transformó la realidad nacional con la primera revolución social del siglo XX.

El Plan marca la gran diferencia entre los proyectos de Francisco I. Madero y Emiliano Zapata. Mientras para el primero lo importante era el establecimiento de la democracia, para el segundo lo era que se cumplieran las demandas que llevaron a tomar las armas, la justicia expresada en la devolución de las tierras a sus legítimos propietarios, una ley agraria y nacionalización de los bienes de quienes se opusieran al plan.

El Plan de Ayala surge ante el fracaso de las negociaciones que se realizaron entre julio y agosto de 1911 entre Madero y Zapata en torno al desarme de los ejércitos campesinos y el cumplimiento de las promesas del Plan de San Luis. A la caída de Díaz, Madero buscó el desarme de las tropas zapatistas para dar garantías a los hacendados y al gobierno provisional encabezado por Francisco León de la Barra de que habría estabilidad. Zapata por su parte condicionó el desarme a la restitución de las tierras a sus legítimos propietarios, quienes habían sido despojados de ellas por los terratenientes protegidos por el gobierno.

El Plan de Ayala, a la vez que es una respuesta a quienes acusaban al zapatismo de no tener banderas y de ser bandidos y asesinos, da identidad al movimiento expresando medidas concretas que se deberían poner en práctica para hacer realidad la revolución convocada inicialmente por Madero. Al ver Zapata que ni el gobierno interino de León de la Barra ni Madero, próximo a ocupar la presidencia de la república, mostraban disposición a cumplir las demandas de los pueblos e incluso había endurecimiento del presidente y provocaciones del ejército federal, encargó al maestro rural Otilio Montaño, su principal colaborador, que redactara un programa que fuera la bandera del movimiento suriano, quien procedió a elaborarlo junto con sus ayudantes.

El Plan, dado a conocer después de una nueva negativa maderista, una vez que Madero asumió la presidencia del país el 6 de noviembre de 1911, tiene su origen en el Plan de San Luis, pero se nutre de otras expresiones revolucionarias como el magonismo y rescata planteamientos del presidente Benito Juárez y de la resistencia a los franceses como la importancia suprema de los “principios”, de “la ley” y de la “justicia”.

El Plan no surgió de pronto. La cadena de acontecimientos iniciada apenas el 20 de noviembre de 1910, fue modificando las posiciones zapatistas. Se pasó de la adhesión al Plan de San Luis y el reconocimiento a Madero, al reconocimiento del presidente provisional Francisco León de la Barra, la exigencia de dar a los pueblos lo que en su justicia merecen, en cuanto a tierras, montes y aguas. Incluso se señaló en su momento que, si De la Barra daba satisfacción a sus peticiones, los zapatistas depondrían las armas inmediatamente. Entre las exigencias, se incluyó el retiro del gobernador de Morelos, así como de fuerzas federales, el indulto a los alzados en armas y una ley agraria; se dejaban los plazos para hacerlo a lo que decidiera el presidente.

Finalmente, con el texto firmado el 28 de noviembre, los zapatistas iniciaron formalmente su propia revolución bajo la bandera del Plan de Ayala. La versión final ya no planteaba un movimiento local o regional como en documentos previos, sino uno nacional. En el tema central de la tierra, además de devolver a los pueblos los campos que les habían arrebatado, se incluía la expropiación de algunas tierras si juzgaban que estaban en manos de “monopolizadores” y expropiarían por completo a los terratenientes que se les opusiesen. Se estableció que se consideraría a los maderistas a quienes capturasen en batalla, no como prisioneros de guerra sino como traidores y que, para desalentar ambiciones personales, no se nombrarían ni presidente ni gobernadores provisionales hasta que no hubiesen tomado el poder.

Firmado el documento por Zapata y los jefes de la zona, se procedió a hacer copias y a enviarlo a Gildardo Magaña, representante de Zapata en la capital, con las instrucciones de suspender conversaciones con el maderismo y buscar la publicación del Plan. Esto se hizo el 15 de diciembre en una edición doble que rápidamente se agotó del Diario del Hogar , único medio que aceptó hacerlo, previa consulta con Madero, quien dio su aval “para que todos conozcan a ese loco de Zapata”.

Para 1911, algunos de los planteamientos del Plan resultaban por completo novedosos y solo habían sido expresados en publicaciones del Partido Liberal, como la nacionalización y expropiación. Quedaba clara la gran diferencia existente entre Madero, preocupado por mostrar a los terratenientes un clima de paz y que no hizo nada para desmontar el aparato estatal porfirista, incluido el ejército, y los revolucionarios del sur, que no abandonaron las armas ante el incumplimiento de las demandas del pueblo.

No solo en esos términos se aprecia la influencia del magonismo. El Plan incluye conceptos y frases planteados insistentemente en el manifiesto del Partido Liberal del 23 de septiembre de 1911, llamado anarcosindicalista a todos los mexicanos para que expropiasen tierras y fábricas y las utilizasen para el bienestar común.

La influencia del Partido Liberal expresada en el lenguaje y en conceptos como los mencionados, viene de los liberales que estuvieron desarrollando agitación entre los zapatistas por aquel entonces, así como de su periódico clandestino, titulado Regeneración , que Zapata y Montaño conocían.

El Plan de Ayala no fue una repetición de planes anteriores o contemporáneos. Los artículos relacionados con la recuperación de las tierras para los pueblos no se limitan a enunciar un deseo, sino que señalan que se realizará con las armas en manos del pueblo y cómo se procederá con terratenientes y con quienes se opongan. Conscientes del costo de la lucha, el Plan establece medidas a favor de viudas y huérfanos de los revolucionarios y una posición ante los traidores.

Se mira al pasado y se rescatan pasajes de la historia para modificar el momento y para construir el futuro. Por otro lado, el Plan no alude a la paz, el progreso o la democracia como otros programas, sino a reconquistar las libertades.

 

Con el Plan de Ayala como bandera, los zapatistas mostraron que su lucha no era de palabra ni de promesas incumplidas, sino de acciones de masas campesinas guiadas por un programa revolucionario.

guillen.s.carlos@gmail.com

 

 
   
 
 

 

 
 
 

 

 
 
 
 

 

 

Año 16. No.828. del 13 al 19 diciembre 2021
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