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Año 14. No. 720. del 27 de oct. al 02 nov. 2019
Premio de Comunicación Alternativa

PÁGINA SOLIDARIA

En solidaridad publicamos textualmente:

 

NI TEXCOCO NI SANTA LUCÍA,

NOSOTROS PREFERIMOS AGUA

 

En 1519, cuando los españoles llegaron a la Cuenca de México, había tupidos bosques; importantes fuentes de agua superficial como manantiales, ríos, lagos y lagunas; amplia biodiversidad animal y un clima agradable con cielos diáfanos y limpios; pero bastaron poco menos de 500 años para convertirla en la zona más densamente poblada de nuestro país y, aunado a eso, en la zona con una de las crisis hídricas y ambientales más preocupantes de México y el mundo.

Junto con la desecación y contaminación de los cuerpos de agua, desde 1607, se promovió la centralización de la actividad económica, política y social en la ahora Ciudad de México, ubicada en la parte sur de la cuenca del mismo nombre. Desde aquel año, en tiempos de la colonia, las pésimas políticas hídricas se empecinaron en drenar la Cuenca, en contaminar las aguas restantes y en agredir el ciclo natural del agua.

Desde mediados del Siglo XX, cuando nuestro país apostó por un modelo de desarrollo basado en el crecimiento de las principales urbes, la capital del país fue devorando pueblos y comunidades rurales de una manera tan acelerada que, hoy en día, la CDMX y los 59 municipios que conforman la llamada Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) concentra a más de 22 millones de personas; es decir, el 22 por ciento de la población total del país ¡asentada en el 1 por ciento del territorio nacional!, según datos de la CONAGUA.

Tal cantidad de seres humanos, concentrados en esa ínfima parte del territorio por causas de la mala planeación económica y urbanística, demandan cada día más agua, drenaje y saneamiento, además de otros servicios importantes para vivir bien y lograr la satisfacción de sus Derechos Humanos.

Sin embargo ¿Puede una cuenca hidrológica severamente dañada satisfacer las necesidades de agua para tal cantidad de personas? De acuerdo con datos oficiales de la CONAGUA, los 4 acuíferos más importantes de la Cuenca de México presentan, hoy, alarmantes niveles de sobreexplotación.

El que aquí nos ocupa —sobre donde se quiere construir el aeropuerto Felipe Ángeles—, el acuífero Cuautitlán-Pachuca, por ejemplo, tenía en el año 2002 un déficit de poco más de 40 millones de metros cúbicos por año; pero ya para enero del 2018, ese déficit había crecido a poco más de 106 millones de metros cúbicos anuales. Cantidad que serviría para llenar 106 veces el Estadio Azteca; esa es la cantidad de agua que extraemos pero que ya no se vuelve a recargar al manto acuífero.

Cuando a fines del 2003 se modificaron los planes de desarrollo urbano estatal, y municipales de Tecámac y Zumpango, para condenarnos a ser “ciudades dormitorio” —después eufemísticamente llamadas “ciudades bicentenario”— la conciencia y lucha ciudadana, sobre todo en los sistemas comunitarios de agua, creció y logramos entender que la destrucción de zonas de alto valor ambiental en la Cuenca, provocada por la urbanización salvaje, a lo único que nos conduciría es a un infarto hídrico.

Por eso, cuando nos enteramos de las intenciones del actual gobierno de trasladar el proyecto aeroportuario de Texcoco, directo a Tecámac y Zumpango, nos alertamos, pero jamás imaginamos que la necedad de construir en Santa Lucía nos llevaría hasta donde nos encontramos hoy: en resistencia contra un gobierno que decía querer escuchar y gobernar a un pueblo siempre tratado como si fuera de segunda categoría. ¡Por supuesto que nosotros nunca estuvimos de acuerdo con el aeropuerto en Texcoco!

Nuestra visión de preservación y restauración de la Cuenca de México así lo dictó a nuestra conciencia y, por eso, apoyamos a los compañeros de Atenco en su legítima lucha por derrumbar esa amenaza.

Tristemente, hoy se nos sigue tratando como ciudadanos de segunda porque, dígase lo que se diga, jamás hemos sido consultados como pueblos originarios para saber si estamos de acuerdo con ese monstruoso megaproyecto de 3688 hectáreas. Además, el gobierno mexicano está obligado a consultarnos por haber firmado y ratificado el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo.

También vemos con tristeza que el ciudadano presidente de la República, además de haber dado el banderazo de salida a las obras del aeropuerto, repite un día sí y el otro también que quienes se oponen al aeropuerto en Santa Lucía son los “fifis” que solo están interesados en los “billuyos”; pero nosotros, desde esta tribuna, le respondemos: no ciudadano presidente, no se equivoque, nosotros no estamos entre los que usted dice y por favor no nos meta en el mismo costal; nosotros no nos escondemos y siempre daremos la cara por defender nuestra agua y territorio ante quienes quieran seguir políticas que han causado mucho daño a nuestros pueblos; esas políticas que usted llama neoliberales.

Nos alarma y sorprende enterarnos por los periódicos que la bancada de su partido, MORENA, en el Senado de la República, realiza ajustes a la minuta sobre revocación de mandatos y consulta popular, en el sentido de que “no se podrán someter a consulta popular obras de infraestructura en ejecución”. ¿Significa esto que su gobierno pretende evadir obligaciones marcadas por el derecho internacional sobre consulta a pueblos originarios? ¿pretende acaso la 4T seguirnos tratando como ciudadanos de 2ª y 3ª clase?

El gobierno que usted preside y representa ha reconocido, a través de las condicionantes que puso SEMARNAT para llevar a cabo el aeropuerto que, efectivamente, el acuífero local está sobreexplotado y que no se extraerá ni una gota de él para construir y operar ese puerto aéreo, sin embargo ya le echaron el ojo al acuífero vecino del Valle del Mezquital, pero… ¿ya le preguntaron a nuestros vecinos y compañeros de esa zona si están de acuerdo en que les arrebaten su agua?, ¿ya construyeron acaso el túnel para llevar el agua del Mezquital a Santa Lucía con su respectiva autorización de Manifestación de Impacto Ambiental Regional?

¿Ya sanearon las aguas de la Laguna de Zumpango tal como lo pide SEMARNAT? ¿Ya verificaron si las aguas del Valle del Mezquital tienen la calidad requerida para abastecer un aeropuerto, después de recibir ese valle las aguas residuales-industriales de la ZMVM por más de cien años? ¿Cuándo van a reglamentar la veda de 1954 que prohibía extraer agua de la Cuenca de México para otros usos que no fueran domésticos?

Ahora que han dado categoría de “instalación estratégica” a la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles y que sumirán en la opacidad la información relativa al proyecto por motivos de “seguridad nacional” ¿Se da cuenta que pretenden cosas que ni el PRIAN se atrevió a hacer?

No ciudadano presidente, no se equivoque. Nosotros exigimos que cumpla su palabra de que nadie debe estar por encima de la ley y pedimos consulta previa, libre, informada, de buena fe y culturalmente apropiada antes de colocar una sola piedra de ese aeropuerto. Ojalá su nombre no aparezca en la larga lista de políticos y empresarios que serán señalados como culpables cuando el prolongado estrés hídrico que hoy padecemos en la Cuenca de México se convierta en un infarto.

 

¡Nosotros preferimos Agua,

No aeropuerto en Santa Lucía!

 

FRENTE DE PUEBLOS ORIGINARIOS POR LA DEFENSA DEL AGUA DE ZUMPANGO Y TECÁMAC

 

 
   
 
 

 
 
 
 
 

 

 

Año 14. No. 720. del 27 de oct. al 02 nov. 2019
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