Portal Semanario
Año 14. No. 735. del 16 al 22 de febrero de 2020
Premio de Comunicación Alternativa

 

En este sexenio como en los anteriores

LA CIENCIA Y LA MUJER IGUAL DE OLVIDADAS

*Proponen mejorar la participación de mujeres en la ciencia ¡cambiando una palabra!

 

Por Carlos Guillén Soriano,

Integrante del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear

y colaborador voluntario de Frecuencia Laboral,

Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com

El 10 de febrero, el senador Miguel Ángel Mancera, de la fracción parlamentaria del Partido de la Revolución Democrática en el Senado, considerando que "es necesario continuar con los esfuerzos de inclusión en el campo de la investigación científica para contar con una composición que refleje la proporción de hombres y mujeres en México de manera más adecuada" propuso modificar diversos artículos de las leyes del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y de ciencia y tecnología.

La población de México en 2015, según el INEGI, está dividida en 51.4 % de mujeres frente a 48.6% de hombres, mientras del total de personas dedicadas a la investigación, los porcentajes son de 30% y 70% respectivamente, lo que muestra que, en efecto, no hay una correspondencia entre población y personas dedicadas a actividades científicas.

El cambio propuesto consistiría en cambiar la denominación del Sistema Nacional de Investigadores por Sistema Nacional de Investigación . La iniciativa, presentada en el marco del Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia , no explica en la exposición de motivos o en sus propuestas de modificación a los artículos, cómo el cambio de una palabra mejoraría la participación femenina en los terrenos científico y tecnológico.

La realidad es que la equidad de género en ciencia y tecnología, como en casi cualquier campo, sigue siendo una tarea pendiente para la sociedad y no se está haciendo mucho desde las esferas políticas por cambiar esta situación.

No se trata de un problema exclusivo de México, sino de una realidad internacional, lo que llevó a que en diciembre de 2015, la Organización de las Naciones Unidas decidiera proclamar el 11 de febrero de cada año como el Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia , a fin de promover la participación plena y en condiciones de igualdad de las mujeres y las niñas en la educación, la capacitación, el empleo y los procesos de adopción de decisiones en la ciencia, eliminar toda forma de discriminación contra la mujer, incluso en las esferas de la educación y el empleo, y sortear las barreras jurídicas, económicas, sociales y culturales.

Eso mediante, entre otras cosas, la promoción del establecimiento de políticas y planes de estudio en el campo de la ciencia, incluidos programas escolares, para alentar una mayor participación de las mujeres y las niñas, promover las perspectivas de carrera de las mujeres en la ciencia y reconocer los logros de las mujeres en la ciencia, como lo señala la resolución 70/212 de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Veamos algunos datos. Se ha señalado ya que en los países dependientes, la ciencia y la tecnología no reciben un impulso real que haga de estas actividades, una verdadera herramienta para el progreso y el desarrollo.

En 2016, en Argentina había 4.89 investigadores, por cada mil integrantes de la población económicamente activa (PEA), en Chile 1.62, en Costa Rica 1.7 y en México, 1.01, mientras en España se contaba con 9.58, para no hablar de los países dominantes en ciencia y tecnología.

De este personal, en Argentina el 53.28 por ciento eran mujeres, en Chile 33.13 por ciento, en Costa Rica 40.83 y en España 39.12. En México, el 36 por ciento del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en ese momento, estaba integrado por mujeres, de acuerdo a los datos del personal femenino en el ramo, que registra la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT)

Hay que reconocer que se han dado cambios, ya que en 1984 el SNI estaba compuesto por 1,143 hombres (81.9 por ciento) y 253 mujeres (18.1 por ciento), con una diferencia de 64 puntos porcentuales. Es decir, la diferencia ha disminuido a 28 puntos, según el documento Sistema Nacional de Investigadores en Números.

Como se puede ver, si ya el número de personas dedicadas a ciencia en los países dependientes es reducido, en el caso de las mujeres su número está muy lejos de su porcentaje en el total de la población.

En México, se puede decir que se está en el promedio de participación femenina en estos sectores. Sin embargo, llama la atención que de 226 premios de investigación de la Academia Mexicana de Ciencias, solo 41 han sido entregados a mujeres, el 18 por ciento.

Pero veamos algunos ejemplos de la situación en centros de investigación.

El Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ), organismo que tiene como objetivo planear y realizar la investigación y desarrollo en el campo de las ciencias y tecnología nucleares, así como promover los usos pacíficos de la energía nuclear y difundir los avances alcanzados para vincularlos al desarrollo económico, social, científico y tecnológico del país, cuenta con cerca de 600 trabajadores de base, de los que el 28 por ciento son mujeres. Del personal con nombramiento de investigador, 36 por ciento son mujeres.

Este año el ININ tiene 36 proyectos aprobados, 11 de los cuales están a cargo de investigadoras. De su personal directivo, de cuatro direcciones, una está dirigida por una mujer, al igual que 4 gerencias de 15 y 7 de 34 departamentos.

La participación de investigadoras en el ININ, más allá del número, se ha destacado por su papel en las actividades sustantivas del instituto y son numerosos los casos en que han dirigido proyectos y actividades de investigación. En áreas como química nuclear o aplicaciones nucleares a la salud, la presencia femenina es de gran importancia no sólo en número sino en el liderazgo en el trabajo científico. Otra muestra está en el importante número de investigadoras que han ganado, como parte del ININ, premios estatales de investigación científica del Estado de México, entre otros logros.

En cuanto a la organización, el personal del ININ está entre los pocos en que tanto investigadores, como personal técnico, de apoyo y administrativo, están en la misma organización sindical, el Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear, el cual a casi 56 años de creado, no ha sido dirigido por ninguna mujer y solo en años recientes llegó a tener el 37 por ciento de trabajadoras como integrantes de su comité ejecutivo, aunque en el actual comité no hay ninguna mujer.

En los institutos de investigación del sector salud, en 2018 el 62 por ciento del personal de investigación en el Instituto Nacional de Cancerología era mujer, 60 por ciento en el de Salud Pública, 56.1 en el Hospital Infantil y 60.7 en el de Cardiología.

En el Instituto de Perinatología son mujeres el 52 por ciento del personal de investigación y 59. 9 en el de Nutrición.

En contraste, siendo mayoría de investigadoras, el número de integrantes del SNI es menor en mujeres y muy escaso en el acceso a puestos directivos, ya que en el Instituto de Cardiología por primera vez hay una mujer en una subdirección y sólo el de Psiquiatría ha tenido a una mujer directora.

En estos institutos la organización sindical del personal de investigación apenas empieza, pero entre quienes la impulsan, la presencia femenina es mayoritaria.

Como se puede ver, en el tema de la presencia de las mujeres en la ciencia, si bien está lejos de alcanzar la equidad, se puede decir que su papel es de primera importancia en las actividades de investigación, no así en los puestos de dirección. De cualquier manera, a los problemas de insuficiencia presupuestal, falta de políticas adecuadas o insuficiente infraestructura, favoritismo en la asignación de recursos, inequidad en la integración de comisiones dictaminadoras y otros que se viven en las instituciones de investigación en México, las investigadoras deben sumar los problemas de inseguridad, asignación de roles en la sociedad y en la familia y en general la problemática que viven las mujeres en una sociedad que está muy lejos aún de la equidad y la justicia.

Seguramente el 8 de marzo habrá discursos y actos como hubo el 11 de febrero y tal vez no falten iniciativas que pretendan simular el cambio con un cambio de palabras. Lo que se necesita es mucho más que eso y es tarea de toda la sociedad.

Febrero de 2020

 

 

 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Año 14. No. 735. del 16 al 22 de febrero de 2020
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