Portal Semanario
Año 9. No. 476. del 25 al 31 de enero 2015
www.frecuencialaboral.com: Premio de Comunicación Alternativa

 

Ni con Campañas Propagandisticas Mejora el Panorama

MÉXICO EN LA DESCOMPOSICIÓN SOCIO-ECONÓMICA

*Amenaza con Empeorar la Crisis Económico-Social y Política

*Los Bolsillos de los Mexicanos Paragán por la Devaluación del Peso y la Caída en los Precios del Petróleo

*Con la Reforma Energética Cayó 15% el Presupuesto Real: Habrá Menos Empleos, Peores Servicios y Obras.

*Nuevamente Estamos Ante una Crítica Situación que Implicará un Bajo Crecimiento

 

Por la Maestra Josefina Morales Ramírez, Investigadora Titular del

Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM

Colaboración Voluntaria para el programa Frecuencia Laboral del 24 de enero del 2015

Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com

 

MÉXICO EN LA ENCRUCIJADA 2015

El estado mexicano enfrenta una crisis sin precedente de descomposición, desgobierno, injusticia, corrupción, ilegitimidad, representatividad y falta de credibilidad, que un movimiento nacional, mayoritariamente estudiantil, ha enfrentado en numerosas y multitudinarias manifestaciones que denuncian y exigen justicia ante el crimen de Estado cometido en Iguala contra los estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa. Esta situación se acompaña de negativos indicadores económicos (devaluación, inflación y caída del precio internacional del petróleo), de los que sin duda emergerá (resurgirá), otra vez, la crisis económica no resuelta, el decrépito y desigual crecimiento en el que vivimos desde hace más de tres décadas.

Desde el último trimestre de 2014 y los primeros días de enero enero del 2015, en el segundo año del gobierno del retorno del PRI, después de una decena infausta de gobierno panistas, empeoró el panorama.

El bienio del mexican moment

Los dos primeros años del gobierno de Peña Nieto (2013-2014) pasaron de la mediática euforia gubernamental que anunciaba en inglés el momento mexicano, que permitió imponer las reformas estructurales pendientes (la primera la del trabajo y la última la entrega de Pemex al capital extranjero), al precipicio pantanoso de la crisis de Estado y a la crisis en curso de las finanzas públicas en enero de 2015.

El gobierno mexicano a lo largo de este siglo, siempre se ha equivocado en sus estimaciones de crecimiento, tanto por no reconocer los problemas estructurales de la economía mexicana que el neoliberalismo ha acentuado y provocado, como por ignorar la dinámica de la economía mundial.

En octubre-noviembre pasado, cuando aprobaron el presupuesto y delinearon la política económica, no advirtieron la saturación de un mercado petrolero internacional y continuaron ignorando el curso de la crisis financiera mundial, la dinámica de un mercado especulativo que puede poner en jaque las monedas nacionales.

En enero de 2013, el barril de petróleo estuvo a 101. 45 dólares, en enero 2014 a 90.22. Y en este enero de este 2015 cayó a menos de cuarenta dólares. Con ello, a la paradoja de que siendo un país petrolero importamos más del 40% del consumo de gasolina, se le suma el que en nuestro país tenemos una de las gasolinas más caras del mundo: hoy 34% más cara que en Estados Unidos; y ahora anuncian que ¡importaremos petróleo!

El presupuesto para este año, que depende en una tercera parte de los recursos petroleros, se calculó, en los últimos meses del año pasado, con un precio estimado en 80-79 dólares. Esto significará una caída del 50% de esos recursos públicos, o en otras palabras, que faltará 15% del prepuesto estimado. Esto llevará a plantear el recorte del gasto público, a pesar de que se compraron seguros para garantizar ingresos petroleros; seguros que se cobrarán hasta fin de año. Recorte del que ya se habla en el sector público, o por lo menos del congelamiento del presupuesto.

Por otro lado, si hay elecciones intermedias, el gobierno querrá mantener el gasto hasta julio, lo que lo llevará a un mayor endeudamiento… cuando ya la deuda supera el 40% del PIB.

La contracción del gasto público implica congelamiento de plazas, despidos, jubilaciones anticipadas, falta de recursos, posposición de obras… La reforma energética y sus leyes secundarias ya se transforman en el despido próximo de miles de trabajadores de Pemex.

El segundo fenómeno económico que enfrentamos es la devaluación del peso: que ha pasado de menos de 13 pesos en julio del año pasado a cerca de 15 pesos en la tercera semana de enero, destacando el proceso devaluatorio en las últimas semanas, que acompaña a la caída del precio del petróleo.

Al caer el precio de petróleo, caen las exportaciones del sector y el déficit comercial aumenta, particularmente el de Pemex que ya superaba los 25 000 millones de dólares. También se ha registrado salida de capitales especulativos y todo ello aumenta el déficit en cuenta corriente, esto quiere decir que se incrementa el diferencial entre lo que entra y lo que sale de mercancías, servicios, y capitales, y entonces el peso se devalúa.

Un peso más barato puede impulsar las exportaciones, que mayoritariamente realizan las empresas extranjeras (La Ford, General Motors, la Modelo…), pero encarece las importaciones que son indispensables para la marcha de la producción, para el consumo. Asimismo un peso devaluado abarata más el precio de la fuerza de trabajo, los salarios de los trabajadores mexicanos, lo que puede atraer mayor inversión en el sector maquilador que asimismo espera una mayor demanda de Estados Unidos.

A noviembre del año pasado las exportaciones totales habían crecido apenas 2.1% (las petroleras habían caído 13%, las mineras 6.4%) y las importaciones habían aumentado 6.5%, por lo que el déficit se había incrementado.

Hay que recordar que hemos perdido autosuficiencia alimentaria, que importamos, por ejemplo, la mitad del maíz, 80% del consumo de arroz, 40% del trigo y del frijol… Y desde luego todos sabemos que importamos gasolina, pero el precio interno no disminuye, al contrario, se aplicó el primer gasolinazo del año y nada asegura que no habrá otro en unos meses, y repetimos, ahora la gasolina en nuestro país es más cara que en Estados Unidos, 34% más cara.

¿Qué repercusiones tendrán estos dos hechos en la economía y más acá en la vida cotidiana de las familias y en el trabajo?

Nuevamente estamos ante una crítica situación que implicará un bajo crecimiento. El crecimiento del PIB para el primer bienio de este gobierno habrá sido de 1.7%, menor al del sexenio anterior y el per cápita habrá registrado un incremento entre el cero y el 0.5 por ciento.

Y en este año, a pesar de los pronósticos deportivos que inician esperando un crecimiento del 3.9%, ya bajó en las tres primeras semanas del año y se reportó el primer ajuste a la baja en las expectativas, a 3.5%, encontraremos nuevamente la imposibilidad de alcanzar semejante meta.

Los ejes dinámicos, la exportación petrolera, la IED, el turismo y la minería exportadora…, no presentan un panorama de crecimiento sostenido en este año. A ello contribuye la situación internacional de caída de los precios internacionales de las materias primas, la del petróleo en particular no ofrece la perspectiva de atraer altas inversiones para el gas shale, cuya situación puede enfrentar el estallido de una burbuja financiera en el sector en Estados Unidos, ni tampoco para invertir en aguas profundas, con los bajos precios del petróleo.

Por otra parte, la crisis de Estado por la que atraviesa el país, la crisis de seguridad, no atrae al turismo ni a la inversión extranjera…

La caída de los recursos públicos llevará a la contracción del gasto, a mantener los impuestos sobre la gasolina y, en un descuido, a incrementar el precio y los impuestos de servicios públicos en el segundo semestre.

Panorama que puede complicarse si en Estados Unidos cambia la política monetaria, salen capitales del país, precipita mayor devaluación y provocará alzas de las tasas de interés, ya de por sí altísimas en el consumo, en las tarjetas de crédito, lo que elevará la deuda de los hogares ….

¿Qué hacer ante este panorama crítico de las finanzas públicas?

Desde hace tiempo hay demandas sociales que han enarbolado y sostienen diversos movimientos sociales que debemos recoger y sostener unitariamente, exigiendo que los candidatos y partidos que entrarán en gastos electorales, las cumplan.

Entre ellas destacamos:

•  Ajuste desde arriba al gasto público: bajar salarios estratosféricos de los altos funcionarios, empezando por los integrantes de la suprema corte a los que se les debería caer la cara de vergüenza con un salario superior a los 650 000 pesos mensuales (más de 350 salarios mínimos); los ingresos y altas prestaciones del Presidente, sus secretarios y subsecretarios;

•  Bajar salarios de diputados y senadores y contraer el gasto electoral

•  Auditorías e investigaciones fiscales serias a los funcionarios, empezando por el Presidente cuyas propiedades no concuerdan con sus ingresos.

•  Transparencia en las licitaciones públicas y castigo a la corrupción que una y otra vez se comete en estos procedimientos.

•  Aplicar impuesto a los ingresos financieros

•  Ejecutar la supresión de la consolidación fiscal que permite la evasión de los grandes grupos monopólicos en el país

•  Hacer pública la condonación del monto de los impuestos diferidos a las grandes empresas, nacionales y extranjeras.

 
   

 

 
 
 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 

 
 
 
 
 
 

 

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