Portal Semanario
Año 14. No. 745. del 26 de abr. al 03 may. de 2020
Premio de Comunicación Alternativa

 

En Mexico no habrá marcha del 1 mayo

LOGRARON SILENCIAR LAS PROTESTAS DEL DÍA DEL TRABAJO CON EL MIEDO AL CORONAVIRUS

¿Quién exigirá alto a los despidos masivos, salario y empleo dignos y decorosos?

*¿Quién demandará respeto a los derechos laborales que se violentan argumentando el COVID-19?

*La primer marcha del Día del Trabajo fue en 1890 en el mundo ¿2020 verá su fin?

 

Por Carlos Guillén S.

Integrante del Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear

y colaborador voluntario de Frecuencia Laboral,

Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com

Como en 2009, este 2020 no habrá movilización de los trabajadores con motivo del primero de mayo bajo el argumento de que hay una pandemia, al menos no como se necesita. Es la segunda interrupción -en lo que va del siglo- de la jornada internacional de lucha por empleo y salarios dignos y decorosos, con la que los trabajadores recuerdan a los Mártires de Chicago y hacen un recuento de sus luchas por mejorar sus condiciones de vida y trabajo, así como otras demandas.

La primera en el mundo en 1890 bajo la bandera de 8 horas de trabajo, la cual fue convocada y realizada por proletarios de distintos países de Europa y Estados Unidos, organizados en una agrupación conocida como la Internacional, de acuerdo a lo que narró Federico Engels, en el prólogo a la edición alemana de El Manifiesto del Partido Comunista (Leer información relacionada en LA PRIMER MARCHA DE EL DÍA DEL TRABAJO, link: http://www.frecuencialaboral.com/Jornadalaboralde8horasvamosalaobra.html)

Dos años más tarde, en 1892, en México se realizó por primera vez una marcha del Día del Trabajo, por ferrocarrileros en el Estado de Chihuahua.En 1912 sólo se conmemoró con la publicación de artículos relacionados a la lucha obrera en el periódico El Socialista y con una velada y otras actividades similares. No fue sino hasta 1913, en que la Casa del Obrero Mundial convocó a los obreros de todas los oficios y actividades a manifestarse en las calles de la Ciudad de México, con lo que quedó establecida esta fecha como una jornada de lucha obrera nacional, como ya ocurría en otros países.

Una década más tarde, los presidentes Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, institucionalizaron la fecha del primero de mayo como una celebración oficial, lo que llama la atención ya que el segundo se caracterizó por combatir en los treintas las luchas obreras, en particular el derecho de huelga, lo que valió para que los sindicatos exigieran que fuera enviado a las Islas Marías.

Con una clase obrera en movimiento, las luchas de los trabajadores alcanzaron importantes avances, no sólo en aspectos salariales y contractuales, sino en aspectos sociales.

Los avances en educación o en seguridad social, eran expresión de una clase obrera organizada y con una vanguardia con presencia e influencia. La educación socialista y la creación del Instituto Politécnico Nacional, la defensa del derecho de huelga y la creación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) en 1936, son muestras del avance obrero.

Sin embargo, con el viraje a la derecha expresado a nivel internacional con la Segunda Guerra Mundial e iniciado en México con el gobierno de Manuel Ávila Camacho, vino la contraofensiva que significó la expulsión de los comunistas de la CTM, la ofensiva contra el ejido y en general contra las conquistas de los trabajadores del campo y de la ciudad.

Durante el gobierno de Miguel Alemán Valdez, el movimiento obrero tuvo sus mayores retrocesos. La CTM –ya con una presencia comunista prácticamente desaparecida- cayó rápidamente en un proceso de descomposición. Adoptó formas de organización atrasadas, basadas en la organización geográfica en lugar de la industrial, que había probado su efectividad con las victorias de los sindicatos de industria en los años previos.

Al inicio de su gobierno, según consigna Doralicia Carmona D. en Memoria Política de México, https://www.memoriapoliticademexico.org/Biografias/AVM00.html , Alemán reprimió con el ejército y la requisa, la huelga de la sección uno del sindicato petrolero y despidió a 50 trabajadores. En 1948, con el uso de la fuerza pública, impuso a Jesús Díaz de León (a) El Charro, al frente del sindicato ferrocarrilero, inaugurando la negra etapa del sindicalismo mexicano conocida como charrismo sindical. El movimiento obrero llegó a tal grado de debilidad y postración, que la CTM nombró a Alemán, primer obrero de la patria y en 1951 fue el primer presidente de la república que encabezó la manifestación del primero de mayo.

El primero de mayo se transformó en celebración oficialista. Con todo, hubo núcleos que lucharon por mantener el carácter de lucha de esta fecha. Ya en 1952, obreros y militantes de los partidos obrero-campesino y comunista, en protesta por la transformación oficialista de de esta fecha, convocaron a una manifestación independiente frente al Palacio de Bellas Artes.

La concentración independiente fue atacada por el grupo fascista conocido como Los Dorados con un saldo de al menos un estudiante del Politécnico muerto y numerosos heridos. Ante la agresión, obreros que participaban en la marcha oficial de la CTM se unieron a los independientes, pero se encontraron con el apoyo de la policía a los agresores.

Finalmente hubo trece procesados, tres de ellos militantes comunistas y los demás, obreros cetemistas, ninguno de los agresores. Todos, acusados del delito de disolución social. El primero de mayo dejó de ser durante décadas, al menos en México, una fecha de lucha obrera, para transformarse en rito de supuesto agradecimiento al presidente en turno.

No fue sino hasta años después del movimiento estudiantil de 1968, que se logró rescatar en México el carácter de lucha del sindicalismo y del primero de mayo. Desde principios de los setentas, diversos destacamentos obreros iniciaron procesos de democratización del sindicalismo.

La idea del primero de mayo como agradecimiento al gobierno en turno empezó a desvanecerse con la insurgencia obrera y los nuevos grupos en lucha. Como se acostumbraba que los primeros de mayo, los secretarios generales de los sindicatos acompañaran al presidente de la república al pasar sus afiliados frente al balcón presidencial, los jóvenes trabajadores nucleares aprovecharon tal ocasión.

Los trabajadores nucleares se habían afiliado al Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) para avanzar en la construcción de un gran sindicato por rama industrial y para lograr la firma de su contrato colectivo de trabajo. De modo que al pasar frente al balcón y en vista del saludo presidencial, de inmediato giraron y, ante la sorpresa de los soldados que no se imaginaban semejante audacia y no supieron cómo reaccionar, entraron a Palacio Nacional.

Después de poco más de dos meses, se firmó el primer contrato colectivo de los nucleares. Lo conquistaron el primero de mayo, en el patio del Palacio Nacional.

Un año después ocurrió un hecho muy importante para el rescate del carácter proletario del primero de mayo. Ya la lucha de la Tendencia Democrática del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM) había alcanzado dimensiones nacionales y servía como polo aglutinador de la insurgencia obrera.

A los intentos del charrismo por detener la lucha mediante un congreso que supuestamente desconoció a la parte democrática del comité ejecutivo nacional y comisión de vigilancia del SUTERM, se respondió con la unidad. Para la manifestación del primero de mayo, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) abrió su contingente y se acordó marchar de manera intercalada, una sección de la Tendencia Democrática y un contingente del SME.

Aunque no fue la primera vez que se manifestaba la protesta obrera en la marcha oficial, la enorme columna de electricistas cambió por completo el sentido del acto. Ni el estruendoso sonido oficial ni las bandas de guerra colocadas al lado de los electricistas, los pudieron silenciar. El propio presidente Luis Echeverría declaró lleno de ira que los puños crispados no sustituían los símbolos nacionales. Más allá de la ira presidencial, el primero de mayo recuperaba su sentido original.

En los años siguientes, los combates del magisterio democrático por llegar al Zócalo el primero de mayo, las columnas independientes que chocaban con las vallas de granaderos frente a Bellas Artes, los mítines en el Hemiciclo a Juárez, mostraron que el charrismo ya no controlaba totalmente, que el movimiento obrero democrático y clasista avanzaba.

Aún pasaron varios años en que el primero de mayo era controlado por el sindicalismo corporativo. Llegó 1995. La crisis económica golpeaba cada vez más al obrero y el descontento de éste crecía constantemente. El charrismo aún resistía y trataba de controlar, pero cada vez tenía mayores dificultades. El primero de mayo de 1995 presagiaba grandes protestas.

Después de décadas de actos a favor del gobierno en turno, el jerarca de la CTM decidió suspender el desfile oficial. El vacío que dejaba el Congreso del Trabajo fue llenado por los sindicatos que desde febrero de ese año se reunían en las sedes del STUNAM, el SUTIN y la CNTE. Cerca de 500 mil trabajadores, colonos y estudiantes, se manifestaron el primero de mayo de 1995 contra el neoliberalismo. Otros sindicatos se manifestaron en el Hemiciclo a los Niños Héroes. Los charros, casi en la clandestinidad, organizaron un deslucido acto.

Desde entonces, el charrismo se ha tenido que conformar con apresuradas y abúlicas concentraciones a las que generalmente ni sus jerarcas asisten. Cierto, regresaron al Zócalo después de deambular por diversos escenarios, pero ya no cuentan como factor político.

De las jornadas del primero de mayo de 1995 a 1999, surgieron diversas expresiones del sindicalismo democrático y no tanto. La Coordinadora Intersindical Primero de Mayo, la Unión Nacional de Trabajadores, el Frente Sindical Mexicano, la Convención Nacional de Trabajadores y hasta la federación democrática de servidores públicos o desprendimientos del charrismo, tienen sus orígenes en esos años y fechas.

Ya en este siglo, el eterno anhelo por la unidad se ha expresado en las jornadas de cada 31 de enero y los primeros de mayo, lo que no ha impedido que algunos primeros de mayo se hayan realizado hasta cuatro o cinco manifestaciones, sin faltar los ataques mutuos o conatos de enfrentamientos por las rutas o por los micrófonos.

Uno de los principales avances es el que se expresa en la conformación del Encuentro Nacional de Dirigentes, que ha logrado la participación de la mayoría de referentes del sindicalismo democrático, con marchas coordinadas, pronunciamientos comunes y mítines más o menos unitarios.

Hoy, en medio de la crisis que tiene en el centro la pandemia de Covid 19, algunas organizaciones sindicales democráticas se reúnen virtualmente para analizar la situación de cara al empleo, el salario o el primero de mayo. Algunas llaman al gobierno a escucharlas, otras lanzan programas para la lucha. Lo cierto es que ante la mayoría de la población, desempleada o no organizada, los sindicatos no aparecen como una alternativa.

Si los sindicatos –y la vanguardia obrera- fueron capaces de construir la unidad y de lograr conquistas que aún permanecen -desnaturalizadas y todo- y si ni siquiera los más antiobreros gobiernos del mundo, lograron desaparecer por completo la lucha obrera, hoy es más urgente que nunca trabajar por la organización y la elevación de la conciencia de los trabajadores.

Los charros suprimieron la movilización del primero de mayo desde 1995 para impedir la protesta obrera. El Covid hoy la impide ¿mañana qué pasará?

Los trabajadores han sido capaces de reconstruir mucho de lo que la naturaleza y el capital han destruido, superaron el fascismo y la represión, crean la riqueza. Hoy deben enfrentar los efectos de una pandemia y atajar los intentos de usar la crisis sanitaria como un pretexto más para atacar al mundo del trabajo. Pero se requiere organización y dirección.

guillen.s.carlos@gmail.com

 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 

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