Portal Semanario
Año 10. No. 520. del 06 al 13 de diciembre 2015
Premio de Comunicación Alternativa

 

El Presupuesto Disminuye, el Dólar Aumenta, los Impuestos Crecen...

CRÍTICO PANORAMA ECONÓMICO Y FINANCIERO 2016

*PEMEX y CFE se Desbarrancan porque los Dejan sin Recursos Prepuestales, la Precariedad Laboral Continúa...

*Pese a la Crisis Presupuestal los Salarios de los Altos Funcionarios no Bajan Reciben un Aumento.

*La desocupación se concentra entre los jóvenes entre 15 y 24 años y los adultos de 25 a 44 años.

*La participación de las remuneraciones de los trabajadores han caído al 26% del Producto Interno Bruto.

 

Por la Doctora Josefina Morales

Investigadora titular del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM,

Miembro de la Sociedad de Economía Política y Pensamiento Crítico de América Latina

Colaboración Voluntaria para una Publicación Original del Portal www.frecuencialaboral.com

 

El presupuesto federal y los trabajadores

 

La política económica se expresa y concreta en la Ley de Ingresos de la Federación y en el Presupuesto público y es ahí donde el neoliberalismo impide la participación de los trabajadores y del pueblo en general, al haber aprobado la Suprema Corte una reforma constitucional que impide que las finanzas públicas puedan ser sometidas a referéndum público.

En este proceso las fuerzas políticas tradicionales, los viejos partidos políticos, expresan sus débiles diferencias con el gobierno federal y redistribuyen las migajas entre sus posibles electores. El presupuesto se organiza y opera desde el corazón del poder político-económico del país, en donde los grandes capitales y los poderes fácticos imponen sus intereses.

En la nueva forma de elaboración del presupuesto denominada, base cero, el Banco Mundial ha venido a poner en orden, según ellos, las finanzas públicas de nuestro país para garantizar, decimos nosotros, el pago de la creciente deuda externa y privada.

La aprobación por el Congreso, acompañada por una superficial discusión del reparto de los dineros de la nación, se desenvuelve en la crisis de régimen que atraviesa el país desde el 26-27 de septiembre del año pasado ante la incapacidad del gobierno de hacer justicia ante la tragedia de Ayotzinapa.

Los ingresos y el presupuesto 2016

Los hacedores de la política económica nacional, aplican más que teológicamente, los principios neoliberales en busca de la estabilidad monetaria y el control de la inflación.

En este año disminuyeron el gasto público por la caída de los precios internacionales del petróleo y pasó septiembre y pasó octubre y no han informado del cobro de los seguros que compraron en 2014 para cubrirse de esa posible pérdida El peso se ha devaluado más de 30% a lo largo de este año y más del 10% de las reservas internacionales del Banco de México se han utilizado para mantener su estabilidad sin lograrlo.

Los ingresos petroleros que sostenían la tercera parte de las finanzas públicas disminuirán con la privatización y desnacionalización del sector estratégico del país.

La insuficiente reforma fiscal de la que presumen, realizada hace dos años, elevó la recaudación, haciéndola descansar más sobre los pequeños y medianos causantes que sobre los grandes capitales que siguen sin pagar impuestos y recibiendo millonarias devoluciones.

La Ley de ingresos que presentó el Ejecutivo y modificó el legislativo espera incrementar los ingresos federales, que representan cerca de la dos terceras partes del total de ingresos, en 3.6% y sobrepasarán los 3 billones de pesos. Los ingresos representarán 21.5% de la economía nacional (PIB), los petroleros que durante el auge reciente llegaron a representar 8.9% en 2012, ahora apenas si representarán 4.5 y los tributarios 12.6%, uno de los más bajos del mundo.

En la Ley de Ingresos propuesta por el legislativo, los impuestos representarán 78% de los ingresos federales y su recaudación aumentará 20%; el de la renta elevará su participación al 40% de los ingresos recibidos con un incremento en la recaudación de 14.4%. La recaudación del IVA apenas aumentará 2.2%, mientras los impuestos especiales sobre producción y consumo más del 100%; la recaudación por gasolinas y diésel para combustión automotriz, en particular, multiplicará su participación de uno por ciento al 7.2% de los ingresos ya que se multiplicará 5.7 veces: ¡Y se atreven a afirmar que no subirán los precios!, al mismo tiempo que disminuyen los impuestos a juegos con apuestas y sorteo (15.7%), los de las redes públicas de telecomunicaciones (13%) y los de las bebidas energetizantes 55%, sin importarles la salud pública de los mexicanos, particularmente la de los niños cuando la diabetes se ha convertido en un problema de salud pública en el país.

En el presupuesto propuesto por el Ejecutivo, el gasto programable se contrae 5.8% respecto al de este 2015, registrando una caída mayor en los ramos administrativos (9.9) y en las empresas productivas del Estado (11.5%), lo que anuncia no austeridad y manejo honesto de las finanzas sino un despido de miles de trabajadores.

Pemex, que concentra 13.4% de los recursos verá caer su presupuesto 14.2%, y la CFE 7.6%. Destaca la caída del presupuesto de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes y de la de Agricultura, Ganadería, Desarrollo rural, Pesca y Alimentación en 25 y 20%, respectivamente. Mientras el de la Secretaría de Defensa, prácticamente no cambiará al disminuir apenas 1.6%. Por el contrario, el poder judicial, registra el mayor incremento, de 27.5%, representando 1.5% del total del presupuesto, sin que se reconozca el colapso del sistema de justicia del país.

Por la denominada clasificación funcional, al gobierno le corresponde 6.2% del gasto programable y se contrae 11.5%. Los asuntos de seguridad nacional concentran 41.4% de sus recursos, los de orden público y seguridad interior la quinta parte y a los de justicia 18.5%. Las funciones de desarrollo social concentran 61.7% del total del gasto, y prácticamente permanecerá igual que este año, es decir insuficientes; de ellos la mayor parte van a protección social, educación y salud. Y las funciones de desarrollo económico disminuirán 14.6%, representando 28.5% del total, en las cuáles la inversión pública seguirá mostrando un funcionamiento incapaz de impulsar el crecimiento económico del país.

¿Qué significa todo esto y por qué nos debe interesar a todos los trabajadores y por qué debería ser un tema de debate nacional?

En primer lugar hay que señalar que ante la caída de los ingresos públicos en el marco de la crisis mundial del capitalismo, la caída de los precios del petróleo y en general de los precios internacionales de las materias primas, la guerra de divisas, la crisis financiera no resuelta, la ofensiva imperialista profundiza las políticas neoliberales que han descargado sobre los trabajadores y las naciones el costo de la crisis, con caída de los salarios, el desempleo y las privatizaciones.

En México, la participación de las remuneraciones de los trabajadores han caído del 40% del Producto Interno Bruto que llegaron a representar en 1981 al 26% en 2014; el salario mínimo es uno de los más bajos del mundo y apenas si tres cubrirían el costo de una canasta básica.

Entre el IV trimestre de 2012 y el II trimestre de 2015, es decir en dos años y medio del gobierno de Peña Nieto se crearon apenas 1.5 millones de puestos de trabajo al alcanzar la población ocupada un total de 50.3 millones de personas; los trabajadores por cuenta propia aumentaron 13.4% y representaron 88% de los nuevos puestos, mientras los asalariados aumentaron apenas lo hicieron 1.1% con 346 mil 875 nuevos puestos de trabajo.

Los trabajadores subordinados y remunerados apenas aumentaron 0.6% y alcanzaron 34.2 millones de trabajadores; en la manufactura se crearon 511 mil 279 puestos de trabajo y se perdieron 44 246 en la construcción. En este grupo fundamental de trabajadores se crearon 1.3 millones de puestos de trabajo con bajos salarios equivalentes hasta dos salarios mínimos, mientras se perdieron 1.5 millones de puestos de trabajo con salarios entre más de dos y hasta más de cinco salarios mínimos, al tiempo que aumentaba, en más de un millón de personas, el número de trabajadores sin acceso a las instituciones de salud ni prestaciones.

La desocupación se concentra entre los jóvenes entre 15 y 24 años y los adultos de 25 a 44 años, y entre los que tienen mayor nivel de instrucción, 42% con educación media superior y superior.

Las políticas contra la desigualdad, contra la pobreza, han dado raquíticos resultados ya que no se centran en cambios estructurales que incidan en el crecimiento del empleo bien remunerado y en el pago de impuestos del gran capital, sino en políticas compensatorias para paliar la desesperación y el hambre, a la vez que los millones de trabajadores mexicanos, indocumentados y documentados, en Estados Unidos han enviado miles y miles de millones de dólares para sostener a sus familias.

Y todo ello se acompaña de nuevas formas de asociación pública privada que entrega al capital financiero las principales actividades del país que más temprano que tarde se convertirán en deuda pública. Y ahí están los fondos más fondos financieros para la infraestructura urbana, de transporte e industrial, y ahora para la educativa.

La política económica muestra así que el presupuesto de base cero conlleva la ratificación de la política neoliberal contra los trabajadores y los intereses nacionales e implica cero cambios en las políticas concentradoras del ingreso y del poder en nuestro país.

 

 

 

 
   

 

 
 

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 

 

 
 
 
 
 

 

 
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