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Año 8. No. 425. del 02 al 08 feb 2014

www.frecuencialaboral.com: Premio Comunicación Alternativa

 

Creció la Dependencia Estructural con E.U.

EL TLC DESMANTELÓ AL SECTOR PRODUCTIVO

*Campo, Industria y Comercio en el Suelo...y Cayó el Empleo.

* Se Rompieron las Cadenas Productivas y se Desmantelo el Sector Hidrocarburos.

* México, cuna genética del maíz, ahora es uno de los mayores importadores del grano.

 

Por Josefina Morales,

Investigadora de la Facultad de Economía UNAM

Colaboración Voluntaria para Frecuencia Laboral

 

Dos características determinan los cambios en la estructura productiva del país en el periodo de vigencia del Tratado de Libre Comercio con América del Norte: la reorientación de la producción al mercado estadounidense, que con la privatización provocó rupturas en las cadenas productivas nacionales y un peso creciente del capital financiero.

En cambio, el lento crecimiento de las actividades agropecuarias llevó a la baja de su participación en la economía nacional, de 7% en 1981 a 6.3% en 1993 y apenas a 2.6% en el tercer trimestre de 2013 ; en este sector trabajan más de seis millones de personas.

El sector agropecuario ha incrementado sus exportaciones especializadas de hortalizas al mismo tiempo que las importaciones de granos básicos han aumentado en mayor medida, mostrando a México, cuna genética del maíz, como uno de los países con mayores importaciones del grano, y hoy está amenazado, además, por el maíz transgénico.

La dependencia alimentaria es alarmante: se importa 70% de arroz, la mitad del frijol y del maíz, la tercera parte del trigo. La importación creciente del maíz también está asociada al cambio de la sustitución del azúcar por la fructuosa en la industria de refrescos y a la creciente industrialización de la masa del maíz realizada por el grupo Maseca, mostrando la ruptura de otra cadena productiva.

Por los altos precios internacionales del petróleo, la contribución de la minería alcanzó al tercer trimestre del año pasado 7.8% de la economía nacional . Durante los primeros trece años de este siglo se recibieron por exportaciones petroleras, alrededor de 370 000 millones de dólares, más de cuatro veces lo que se recibió durante el anterior auge petrolero entre 1979 y 1985, y no se construyó ni la barda para una nueva refinería aprobada en 2008.

La privatización y el desmantelamiento de Pemex llevaron a una creciente dependencia energética. Violando la constitución se abrió pasó al capital extranjero en la generación eléctrica y en el sector petrolero: ahora el capital extranjero genera más del 40% de la electricidad y participa vía los contratos de servicios múltiples en la extracción de petróleo.

La industria manufacturera con un crecimiento general mediocre bajó su contribución del 19% del PBI en 1993 a 17.3% en 2013 y ha sufrido profundas transformaciones internas al reorientar su producción hacia el mercado estadounidense, acentuando su comportamiento cíclico y la polarización entre el crecimiento de la producción y de las exportaciones. El número de trabajadores, según las cuentas nacionales, se elevó de2.8 millones de trabajadores en 1993 a 3.6% en 2011.

Entre 1994 y 2013 se registraron seis recesiones en la industria mexicana, cinco de ellas en este siglo. La más profunda fue la de 2009 con una caída de 13.9% en Estados Unidos y de 9.9 en México; en 2001 la contracción en los dos países fue alrededor de 4%, la cual en México se prolongó hasta 2003 y el año pasado nuevamente se registró un crecimiento negativo en la manufactura.

En el primer periodo del TLCAN el PIB manufacturero creció 3.6% por año y sus exportaciones alcanzaron una tasa de 17.4% y representaron 87% de las exportaciones nacionales en el año 2000. Mayor crecimiento registró la producción del subsector de productos metálicos, maquinaria y equipo, 9.4%, donde se encuentra la industria automotriz y las maquiladoras de equipo y partes electrónicas y autopartes.

En los 20 años del TLCAN las exportaciones manufactureras se habrían elevado de 42 500 millones de dólares a 325 000 millones el año pasado. Destaca el crecimiento de la industria automotriz extranjera (General Motors, Ford, Chrysler, Nissan), cuya contribución a la economía nacional es similar a la de las actividades agropecuarias y su exportación superior a la del petróleo.

La crisis del 2001-2003, la incorporación de China al mercado mundial y la crisis del 2009 que provocó una caída del valor agregado de la manufactura mexicana de 10.2%, llevaron al agotamiento de este patrón industrial-maquilador-exportador, por lo que prácticamente la producción industrial se mantuvo estancada entre 2000 y 2011 con un crecimiento promedio anual de 0.8% y las exportaciones manufactureras apenas si lo hicieron 3.8% entre 2000 y 2011.

La reestructuración de la industria manufacturera hacia la exportación y la privatización que fracturó cadenas productivas con el crecimiento de la industria maquiladora dieron como resultado una polarizada relación entre el mercado interno y el externo.

Destaca la industria petroquímica donde las políticas neoliberales, privatizadoras y aperturistas, rompieron las cadenas productivas del sector. El avance de la privatización de PEMEX a través de múltiples mecanismos, ha llevado a la paradoja de que México siendo un país petrolero, importe cerca de la mitad de su consumo de gasolina y un alto volumen de petroquímicos.

El sector petroquímico registró una balanza comercial deficitaria cercana a los 25 000 millones de dólares los últimos años. La política privatizadora llevó al punto de quiebra a la empresa y a finales del año pasado se impuso la contrarreforma constitucional para la entrega de los recursos petroleros al capital extranjero, lo que bajó el TLCAN consolidará el proceso desnacionalizador y neocolonial.

 

II.- Nuevas características estructurales en el patrón de acumulación

En este periodo de crisis y grandes transformaciones en el capitalismo mundial destacan tres características estructurales del capitalismo en México 1) la financierización del patrón de acumulación; 2) una profundización de la concentración acentuada por un proceso trasnacionalizador con recomposición de la oligarquía y del Estado; y 3) una sobreexplotación y precarización del trabajo que sostiene un proceso de acumulación por desposesión.

La financierización del capital , presidida por el capital extranjero y el gran capital monopolista mexicano, se manifiesta en México en el endeudamiento creciente, la dinámica del mercado de valores, el peso del sector financiero e inmobiliario en la estructura económica y la circulación del lavado de dinero.

 
 
 

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 

El sector inmobiliario representa 11% de la economía y el financiero cerca del 15%. Proceso que se acompaña de una política monetaria que ha sido incapaz de mantener el valor del peso mexicano, el cual se devaluó de 3.11 pesos en 1993 a 12.77 en 2013.

Una dinámica de endeudamiento externo e interno que somete al país a una expoliación incesante. Para el tercer trimestre de 2013, la deuda externa neta del gobierno federal alcanzaba 127 814 millones de dólares y la privada 92 000 millones , contraída por las grandes empresas mexicanas para sostener su proceso de internacionalización, cerca de 220 000 millones de dólares en total, más de tres veces y media la deuda que detonó la crisis en 1982.

Sólo por intereses se han pagado entre 1980 y 2012, 234 543 millones de dólares. La deuda pública interna, por su parte, se multiplicó siete veces durante los dos sexenios panistas y alcanzó para la fecha mencionada 3.7 billones de pesos. Así, la deuda pública total representa 35.7% del PIB y con la privada, la deuda total ronda el cincuenta por ciento. Y también ha crecido, desde luego, el endeudamiento de los hogares, destacando el de las hipotecas de viviendas populares.

Un proceso trasnacionalizador con recomposición de la oligarquía y del Estado

Con la privatización, la desregulación y el TLCAN, el neoliberalismo recompuso al Estado y a la oligarquía.

En 1981 el Estado contribuía con 44% de la inversión nacional; para el año 2000 la inversión pública se había desplomado más de un 50% y representó 15.8% del total; en la crisis del 2009 aumentó para compensar la caída y en 2011 representó poco más de la quinta parte de la inversión nacional.

En 1981, al inicio de la crisis de la deuda y la década perdida, el Estado mexicano tenía alrededor de las dos terceras partes de los activos nacionales con 1 200 empresas y entidades públicas (fideicomisos, servicios y 452 empresas industriales): energéticos (petróleo y electricidad), ferrocarriles, aviación, la tercera parte de la minería y los fundos nacionales, la mitad de la industria siderúrgica, la petroquímica básica, los ingenios azucareros, la red de almacenamiento y distribución de granos básicos, las carreteras nacionales, puertos y aeropuertos, una parte sustantiva de las instituciones de financiamiento para el desarrollo, y los servicios públicos de salud y educación.

 

 

 
   
 
 

 

 

 

 

 

 
 
 
 

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